Por Julio Simón Santos Ramos, director de Bienestar Estudiantil
Colaboradores del misterio de la Creación, pero ¿hasta dónde?
Las facultades intelectuales de la especie humana nos separan de lo que definimos como "animal", en sentido estricto. Esas dotes intelectuales nos permiten, dentro de ciertos límites, manejar y comprender la realidad que nos rodea a través de la inteligencia, el raciocinio y la imaginación. Estas habilidades son las que nos han posicionado como especie en el ecosistema, reconfigurando el mundo a nuestro modo, según entendemos conveniente. El ejercicio técnico, por ejemplo, nos permite reconstruir el mundo a voluntad, hibridar especies y hasta construir microecosistemas controlados para producir lo que queremos.
