Por Julio Pernús
La historia huele a esclavo, aborigen, patriota, pobre, lugares inolvidables. Algunos se preguntarán: ¿cómo eso es posible? Pues los alumnos del Instituto Politécnico Loyola (IPL) y del Instituto Especializado de Estudios Superiores Loyola (IEESL) de San Cristóbal, han encontrado una respuesta a esa interrogante a través del profesor Eugenio Galán y su método de enseñanza de la historia, conceptualizado como Ruta Histórico Cultural que en el 2023 cumplió 30 años.
Julio Pernús: ¿Cómo se apropia usted de este método novedoso de enseñanza de la historia?
Eugenio Galán: La inquietud surgió inmediatamente me inicié como docente en 1991. Era un emigrante de la Serie 10 de Azua, pero en cuanto pisé la “Cuna de la Constitución” supe que tenía mucha historia por explorar. Debo resaltar que por cinco años era alumno universitario en la provincia y en esa etapa fui conociendo lugares de San Cristóbal mediante amigos, gente de barrio que me hablaban de sitios relevantes por los hechos que se sucedieron en ellos.
Al graduarme de profesor e iniciar como docente en el liceo 'Enedina Puello Renville", le preguntaba a los estudiantes de 4to de bachillerato si conocían de esos lugares y rara vez alguno me contestaba de forma afirmativa. Me rompía la cabeza pensando en cómo los jóvenes nunca habían visitado las cuevas del Pomier o algunos de esos históricos ingenios; ni hablar del Castillo del Cerro o la iglesia que está en el centro de la ciudad y tiene el mausoleo que mandó hacer Trujillo con su altar mayor.
Julio Pernús: ¿Desde ahí surge su preocupación por la recuperación de esos lugares históricos?
Mi formación y el desconocimiento de una parte de la población me hicieron preocuparme por el desaprovechamiento de ese patrimonio histórico y conversé con las autoridades. Me veo ahora conversando con la directora de ese entonces sobre qué podíamos hacer para que esos estudiantes conocieran un poco más de su historia local. El tema era que nos pasábamos todo el curso hablándoles de la historia universal, de los Mayas, Incas, Aztecas, Roma, Grecia, pero no de lo que había sucedido a pocos kilómetros de nuestra residencia. Me parecía desafortunado que la juventud de San Cristóbal no conociera un río, un valle, una montaña, un ingenio de su entorno nacional. Para ese momento, las facilidades para irse a distancias considerables como el lago Enriquillo, la Altagracia o Montecristi era un poco difícil, pero si podíamos movernos dentro de la provincia.
Por eso, debo resaltar que comencé este nuevo método con la ayuda de los propios estudiantes que hacían una recolecta para costear el transporte, en ocasiones algún familiar nos cobraba solo el combustible buscando ayudarnos. Lo que la ruta deberíamos cubrirla durante el horario de clase, no nos podíamos exceder, si a las doce había que despachar debíamos salir y estar ahí.
Julio Pernús: ¿Cómo trajo ese método a Loyola?
Eugenio Galán: Luego del liceo Renville, donde no duré mucho trabajando, pasé a Loyola y me encontré con que se habían suspendido esas excursiones. Le manifesté al decano Rolando Áreas que a mí no me gustaría trabajar historia y geografía sin salir del aula. Él me dijo que se habían suspendido porque no había transporte, pero le argumenté que los padres podían ayudar a costear e inmediatamente se iniciaron sobre el año 1993 los viajes, lo que ahora treinta años después hemos definido conceptualmente como Una Ruta Histórico Cultural.
Sé que las excursiones no se han interrumpido en estos 30 años. De tal forma que hemos llevado a miles de estudiantes de Loyola de San Cristóbal y de otras provincias del país a conocer la historia desde donde se vivió.
Julio Pernús: ¿Puedes contarnos alguna anécdota?
Eugenio Galán: Hay una interesante. Hemos llevado estudiantes que son de San Juan y en un principio me dicen: “profesor, pero yo soy de allá, qué me va a usted a enseñar de nuevo”. Fíjate que una vez iniciada nuestra ruta y comenzado mi narración, esos muchachos son los más interesados en adentrarse en lo que vamos viviendo y luego desean que se alargue nuestra conversación. Una cosa es ser del pueblo y otra es vivir una experiencia de desandar los lugares que conforman el patrimonio histórico de sus lugares. Hay gente en San Cristóbal que nunca ha ido a la iglesia, las cuevas del Pomier, los ingenios. La verdad, para ellos es un descubrimiento asombroso el poder ser protagonistas de una clase de historia oliendo los mismos aromas que sus personajes.
En ocasiones, mientras viajábamos a Independencia donde está el lago más grande que hay en Las Antillas, después de recorrer tres o cuatro horas caminando, cuando salimos a las cinco de la mañana y que a las ocho no hemos llegado que estamos en una zona esteparia llena de palos y bosques, algunos estudiantes me han preguntado: “¿y nosotros vinimos a ver esto?”. Los miro con comprensión y siempre les digo, para ver edificios y automóviles está nuestra ciudad y Santo Domingo. Si ustedes dicen que hemos caminado demasiado y venimos en un vehículo pasando por carreteras adecuadas, imagínense cuando venían desde Santo Domingo los hombres a pies o a caballos con un fúsil en el hombro, abriendo camino para pelear contra un ejército como el haitiano que tenía una experiencia larga de lucha contra la esclavitud. Ustedes entonces podrán tener una idea de lo que le implicó a esos hombres el poder legarnos una República independiente para nosotros venir a conocer en vez de a pelear.
Cuando les hago estas historias y veo el semblante cambiando en su rostro, de la incredibilidad al asombro que refleja el descubrir una historia fascinante que algunos describen con un "¡waoo, ¿eso fue así?" Yo les digo, "pues sí". Ellos venían hasta estos lugares a pelear, se combatían machetazos y dejaban en estas luchas partes de sus cuerpos. Al escucharme, de tan real que hago el relato me comentan: “profesor, no describa más eso”. Ahí aprovecho la ocasión para decirles, "por eso es que cuando suena el himno se les pide a ustedes que tengan una actitud de respeto al escuchar su letra y se iza la bandera, pues, es una forma de decir 'gracias' a esos que tanta sangre derramaron por nuestro futuro".
Julio Pernús: ¿Usted ha podido medir los resultados de su método de enseñanza?
Eugenio Galán: Los resultados han sido positivos. Creo que a medida que ha pasado el tiempo lo hemos perfeccionado, los responsables de la Ruta Histórico Cultural, la forma de narrar los hechos y el reto de los historiadores que hacemos esto, es hacerle ofrecer a los estudiantes que ellos, en tiempos de redes sociales, sientan la historia como si estuvieran viendo una grabación de un video documental a través de nuestras palabras. La verdad es que la medición cualitativa siempre es un desafío, pero después de pasar muchos años te encuentras en una de las rutas históricas con estudiantes que son profesionales que trabajan en diferentes compañías y te dicen: “profesor, venía con compañeros y les decía aquí en esta cordillera sucedió este alzamiento o en este ingenio vivían de esta forma los esclavos, ellos me preguntaron y cómo tú sabes eso y les expliqué: por un profesor de historia del IPL que me enseñó a conocer estos hechos históricos desde el lugar donde se produjeron”.